El principio del principio.....

El principio del principio.....

Cada historia tiene un “había una vez” y él mío comienza estudiando arquitectura en la PUCV. Terminé mi carrera en el año 2006 y de ahí deambulé un par de años entre la Isla de Pascua, Concón y Barcelona en donde además estudié un magister en energías renovables. A mi regreso, un poco perdida, comencé a trabajar con mi mamá en su taller de bordados en Valparaíso.

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Se me fue pasando la vida entre hilos, telas, bordados y tijeras; 8 años en que por fin maduré un poco, entendí que era lo que me gustaba y a que me quería dedicar.

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Supongo que en la vida uno va cumpliendo diferentes ciclos, creo que yo cumplí uno ahí, del que me siento muy agradecida y orgullosa, que fue el que me ayudó a crecer como profesional y personalmente. Siempre me preguntaban qué porqué no me había dedicado a la arquitectura, con un magister encima para más remate, pero las vueltas de la vida son curiosas y para mí fue una formación increíble. La plataforma desde donde he mirado el mundo a partir de entonces, la cual no cambiaría por nada. Soy más fuerte, más rigurosa y más libre gracias a ella.

 

Dejar el taller de bordados de mi mamá me costó mucho, muchas conversaciones hasta tarde, hartas vueltas y un par de lagrimones, hasta que me sentí preparada para emprender mi proyecto personal de sábanas ilustradas. Creo que mi cuerpo fue el último en resistirse a partir de cero y caí en cama producto de una hernia cervical. Estuve tres meses recuperándome, de los cuales dos me los pasé en la cama mirando el techo. Ahí me di cuenta que, a pesar de creerme preparada, aun sentía culpa de dejar de trabajar con mi mamá, de no ser la sucesora y de dejarla “botada”. Después de muchas sesiones de reiky, terapias regresivas, limpiezas espirituales, PNL y pachamama varia, logré perdonarme y comenzar a creer en mi proyecto personal.

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 Fueron más de dos años, desde que partí dibujando en mi cuaderno hasta que me llegó la producción de sábanas etiquetadas con Cherry Blossom.

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 Dos años en los que muchas veces me dije a mi misma que tal vez esto no iba a funcionar, que estaba todo en mi imaginación, que tal vez no era rentable y lo peor de todo, que mis dibujos jamás iban a salir del papel y que nunca concretaría el proyecto. Muchas veces en las que me sentí muy sola y muy perdida. Todo ese tiempo el apoyo de algunas personas de mi familia y amigas fue esencial. Y la verdad es que todas las tristezas vividas en el proceso valieron la pena cuando vi llegar el camión con mis cosas. Qué increíble sensación de haberlo logrado. Porque en esta primera etapa, luego de dos años y medio trabajando sin ver frutos, lo más importante era finalmente lograr crear mis productos y de ahí en adelante, ya se vería.

Y se preguntarán ¿Por qué sábanas, ropa de cama? ¿Por qué partir por ahí? Creo que la cama es un lugar increíble, mágico, donde aún al más ateo de los seres, se les escapa un “gracias” cuando llega cansado y se mete entre las sábanas.

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Es imposible no agradecer al mundo por ese rinconcito tan personal, la cama,  tu nido, el escondite que tienes del mundo, el que te consuela y te dice “tranqui, relájate, mañana será otro día y desde aquí, yo me encargo”

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Comedor, sala de cine, oficina, mesa de masajes, la cama pasa por todo; las casas se achican y la cama comienza a cobrar un protagonismo cada vez mayor. Entonces, como no sentirme honrada de intervenir ese espacio único y crear dibujos que te acompañaran en tus sueños por muchas horas. De ahí a que mi primera línea se llame “Soñando Despierto” ya que sé la importancia que tienen esas horas de sueño para uno y que es ahí donde vivimos una gran parte de nuestras vidas sin darnos cuenta.

Y cómo no me va a parecer mágico que de paso a cumplir mi sueño hago soñar a muchos más con él.